miércoles, 29 de febrero de 2012
lunes, 27 de febrero de 2012
EXPERIENCIA VIRTUAL
Si bien es cierto que tal como en la presencialidad se genera unos tiempos de participación, en la virtualidad la autonomía debe ser mayor, puesto que el ritmo de trabajo lo establece el estudiante y por ende el nivel de aprendizaje es completamente su responsabilidad. Pese a saber eso la gran variedad de cursos ofrecidos, la facilidad de acceso y lo interesante de sus tópicos me llevaron a acercarme a la educación virtual, en un primer momento al SENA. No fue el curso quien marcó mi fracaso, sino el manejo de una herramienta que exigía una lectura multimodal y participación constante en foros, chat y discusiones. Habilidades que innegablemente no me eran innatas, por ende requerían una práctica constante que en un primer intento no tuve.
Un aspecto que me lleva a interesarme por los cursos virtuales es la flexibilidad en los tiempos, ya que en su mayoría la dinámica de trabajo no se centra en el manejo de recursos digitales, sino más bien en la interacción mediante herramientas sincrónicas y asincrónicas, que a pesar de su valor comunicativo, también ha sido un arma de doble filo; puesto que pospongo la participación o incluso no comprendo la instrucción, buscando siempre una justificación académica de la misma.
Siendo la escritura una forma enrarecida del lenguaje, implica plantear intervenciones más elaboradas que cuando se hacen de forma oral, ya que las ideas cobran relevancia en la medida que sean coherentes y cohesivas, así como también que tengan todos los elementos de una buena escritura, que independientemente de ser opiniones, deben estar cargados de contenido académico.